El calabacín (Cucúrbita pepo), es una hortaliza que permite gran variabilidad en las fechas de siembra. Dependiendo de estas, la siembra podrá ser directa, necesitando, en algunas zonas climáticas, el apoyo de calefacción, o recurrir a la utilización de plantas de semillero.
Cuando se realiza la siembra directa, es conveniente que la tierra se haya humedecido previamente, sin llegar a encharcarla, posteriormente se debe hacer un pequeño hoyo (de 2-3 cm), donde se situará la semilla y por último se tapará con una pequeña capa de tierra o turba.

La semilla debe sembrarse, en la proximidad del gotero para mantener la humedad lo más estable posible. En condiciones normales, aproximadamente a los 5-6 días de la siembra, el 100% de las semillas estarán nacidas.

En la actualidad, por lo general, la plantación de calabacín (calabacino, calabacita, zapallito) en invernadero, se lleva a cabo con plántulas procedentes de semillero, cuando estas tienen entre 2 y 3 hojas verdaderas.

Esta labor debe realizarse a primeras horas de la mañana o últimas horas de la tarde, para que la planta no se vea afectada por las altas temperaturas y la escasa humedad, presentes en las horas centrales del día.

Para el trasplante, se abren los hoyos y una vez colocado el cepellón se cubre de tierra, (comprimiéndola ligeramente a su alrededor) y se da un riego que afiance las plántulas y facilite su arraigo.

Los marcos de siembra se establecerán, en función de la variedad comercial cultivada, del ciclo de cultivo y del sistema de cultivo (cultivo al aire libre o cultivo protegido. Si el cultivo es en  invernadero además también deberá tenerse en cuenta la estructura del mismo). La densidad de plantación más habitual es de 1 planta·m-2, siendo los marcos de plantación más frecuentes los siguientes: 2 m x 0,75, 1 m x 1 m, 1,33 m x 1 m, 1,5 m x 0,75 m, ajustándonos a uno o a otro en función de los parámetros anteriormente comentados.

Cuando los pasillos son estrechos (1 m x 1 m ó 1,3 m x 1 m), la siembra o plantación se realiza a tresbolillo.

El desarrollo de la planta se realiza a través de un tallo principal, limitándose la poda a la eliminación de alguna brotación lateral.

Se debe procurar un crecimiento vertical del tallo, por ello se realiza el “entutorado”, que tiene por objeto evitar que la guía de la planta se tienda en el suelo. Con esta práctica se aprovecha mejor la iluminación, se mejora la ventilación, reduciendo el ataque de enfermedades y se facilitan las labores y prácticas de cultivo.

Normalmente el “entutorado” se realiza mediante la colocación de un hilo de polipropileno (rafia), que se sujeta por un extremo al tallo y por el otro al emparrillado del invernadero.

Debido a que el tallo del calabacín (calabacino, calabacita, zapallito) no es tan voluble como el del tomate, melón, pepino, etc., no se puede ir rodeando el tallo alrededor del hilo, por ello, se deberá soltar el hilo de la techumbre y se le irá dando vueltas alrededor del tallo para seguidamente volver a atarse de nuevo en la techumbre, hasta completar así todo el crecimiento de la planta.

El deshojado, solo se justifica cuando las hojas de la parte baja de la planta están muy envejecidas o cuando su excesivo desarrollo dificulte la luminosidad y la aireación en el interior de la planta, ya que de lo contrario, traería consigo una reducción de la producción.

El deshojado se hará por la mañana, preferentemente con ambiente seco, dando cortes limpios en la unión del peciolo con el tallo, siempre por debajo de los frutos más bajos. No es conveniente eliminar las hojas superiores de la planta ya que el sol puede dañar los frutos, endureciéndolos.

Tras una aclareo de hojas, si la humedad es alta, se recomienda realizar un tratamiento (preferiblemente en espolvoreo) anti-botrytis.

El aclareo de frutos, consiste en suprimir los frutos que presenten daños de enfermedades, malformaciones o crecimiento excesivo, para eliminar posibles fuentes de inóculo y evitar el agotamiento de la planta.

Para el cuajado de frutos,  todavía predominan las aplicaciones de fitorreguladores,  y aunque los polinizadores naturales (abejas y abejorros) están presentes cada vez más, aun no se ha generalizado su uso.

Una razón para la implantación de la polinización natural en calabacín (calabacino, calabacita, zapallito) es que la frecuencia de las recolecciones es muy elevada, llegando a ser incluso diaria, siendo un problema el empleo de fitorreguladores, dado que la mayoría de ellos cuentan con un plazo de seguridad demasiado largo.

En los estudios realizados, aunque el empleo de fitorreguladores, en la parte inicial del ciclo, puede ser una buena estrategia para conseguir una entrada en producción regular, la producción comercial final no mejora con respecto al empleo de polinizadores naturales Bombus terrestris o Apis mellifera.

En cultivo protegido, el aporte de agua y gran parte de los nutrientes, se realiza de manera generalizada mediante riego por goteo.

En general el calabacín (calabacino, calabacita, zapallito) es una planta exigente en humedad, precisando riegos más frecuentes con la aparición de los primeros frutos. No obstante, los encharcamientos le son perjudiciales.

En las primeras etapas del cultivo, no es conveniente el exceso de agua, con objeto de estimular el desarrollo radicular de las plantas, lo que posteriormente les permitirá, un mejor aprovechamiento del agua contenida en el suelo.

Aproximadamente una semana antes del inicio de la recolección deben incrementarse los riegos tanto en volumen como en frecuencia, siendo este aumento progresivo hasta que el cultivo alcance la plena producción.

En cuanto a la nutrición, es recomendable realizar un análisis de suelo para comprobar los nutrientes del mismo y en función de éstos aportar los abonos necesarios.

Diferentes estudios muestran que la relación de equilibrio N-P-K debe ser de 2-1-2,5.

El aporte de micronutrientes, que años atrás se había descuidado en gran medida, resulta vital para una nutrición adecuada, pudiendo encontrar en el mercado una amplia gama de sólidos y líquidos en forma mineral y en forma de quelatos.

Entre la principales plagas que afectan al calabacín (calabacino, calabacita, zapallito) podemos encontrar la mosca blanca (Bemisia tabaci y Trialeurodes vaporariorum), el trips (Frankliniela occidentalis), la araña roja (Tetranychus urticae), el pulgón (Aphis gossypii y Mizus persicae), el minador o submarino (Liriomyza trifolli) y las orugas (Spodoptera exigua y diversas especies de Plusia).

Entre las principales enfermedades que afectan al calabacín (calabacino, calabacita, zapallito) encontramos, Oidio o “ceniza” (Sphaeroteca fuliginea), podredumbre gris (Botrytis cinerea), y mildium (Pseudoperonospora cubensis).

Entre los principales virus destacan, el virus del mosaico amarillo del calabacín (ZYMV), el virus del mosaico del pepino (CMV), el virus del mosaico de la sandía (WMV-2) y el virus de las venas amarillas del pepino  (CVYV).

El periodo desde la siembra a la recolección oscila  entre los 30 días, cuando se cultiva en invernadero y los 65 cuando se cultiva al aire libre. Lo normal es que transcurra de 30 a 40 días desde la nascencia, sin embargo, al aire libre, si la climatología es adversa, puede retrasarse más.

Normalmente la recolección se lleva a cabo diariamente, ya que  los frutos del calabacín (calabacino, calabacita, zapallito) se desarrollan rápidamente, perdiendo valor comercial, si se retrasa su recogida.  Al final de la fase productiva, la frecuencia de recolección puede disminuirse, realizando la recogida cada 3-5 días.

Generalmente, los frutos se cosechan en un estado ligeramente inmaduro, próximos a su tamaño final, pero antes de que las semillas completen su crecimiento y se endurezcan.

Los frutos más comerciales son aquellos que tienen entre 15 y 25 cm de longitud, entre 4 y 6 cm de diámetro y un peso que no debe sobrepasar los 250 gramos. Esto tiene lugar generalmente, entre los 2 y 7 días después de la polinización, cuando aún está a la mitad de su plena madurez.

La recolección se realiza cortando el pedúnculo con unas tijeras o cuchillo, dando un corte limpio y dejando de 1 a 3 cm de dicho pedúnculo unido al fruto. Posteriormente se colocan en cajas para su posterior traslado al centro de comercialización.